12. La reina de la noche

Las jinetas (Genetta genetta) son carnívoros de la familia de los vivérridos que tienen cierto parecido a los gatos pero con un hocico como las mangostas y con hábitos arbóreos, están diseñadas para trepar y saltar, son alargadas con un pelaje abundante gris con manchas negras únicas en cada ejemplar lo que permite identificarlas cuando son estudiadas y una cola larga, alcanza una longitud que supera a la del cuerpo con la cabeza y es muy gruesa con ocho a diez anillos negros, delante de los ojos, que son marrones y con pupilas verticales muy adaptados a la oscuridad, sobre el hocico tienen una mancha oscura muy característica. Tienen las patas cortas pero muy ágiles y con almohadillas y garras lo que las hace muy silenciosas y magníficas trepadoras. Es una gran cazadora, muy ágil, extremadamente silenciosa, con saltos acrobáticos que alcanzan puntos muy alejados con una precisión increíble, usan su cola para equilibrar la intensa fuerza de sus patas, tienen unas uñas retráctiles muy adaptadas para capturar las presas y que suelen tener resguardadas para proteger sus armas vitales. Dan muerte a sus presas de tamaño mediano con una mordida en el cuello y las devoran en ese momento, por lo que no suelen esconder su cacería como otras especies.

Sólo tenemos a la jineta como único representante de los vivérridos en España, y al no haber aparecido restos en las investigaciones arqueológicas más antiguos de 2000 años se sabe que fue un animal que estaba vinculado con el hombre como doméstico dada su capacidad para capturar roedores y que fue con este fue como llegó a nuestra península, posiblemente después acabaran en libertad y que su plasticidad y adaptación ha permitido que sea una magnífica especie de nuestra fauna local. En la península contamos con una subespecie (Genetta genetta isabelae) en la isla de Ibiza que es de un tamaño inferior y que ha adaptado su vida a las presas de menor tamaño de la isla.

Las jinetas marcan su territorio de varias formas, defecando y orinando en los mismos lugares y frotando las glándulas perianales en puntos altos para que el viento disemine su olor.  Tienen extensas áreas de campeo, mayores para los machos que para las hembras y que cambian su tamaño dependiendo de la cantidad de presas que haya según las estaciones, siendo más fácil para ellas capturar en otoño e invierno por lo que sus desplazamientos son menores. Duermen en madrigueras que suelen ser grandes nidos de rapaces en árboles y dentro de arbustos o espinos muy densos en el suelo.

Las jinetas viven entre seis u ocho años en libertad, en situación doméstica pueden superar los 15 años de vida. El celo va de enero a septiembre y tras un periodo de gestación de 55 a 65 días tienen de 1 a 4 crías, lo normal es dos o tres, como nacen con sólo 80 g de peso y los ojos cerrados deben ser amamantadas por su madre durante unas tres semanas y a partir de ese momento pueden comer restos de carne y leche hasta los 4 meses, se hacen independientes a los 9 meses, en los últimos 4 o 5 meses cazarán cerca de la madriguera y compartirán el territorio con su madre, que los echará de la madriguera en el siguiente parto para evitar que dañen a sus nuevos hermanos. Se hacen adultos sexualmente hablando a los 2 años. No hay dimorfismo sexual, por lo que no es posible saber si una jineta es macho o hembra sin realizar contacto manual con el animal.

Las jinetas son especialmente carnívoras, se alimentan de roedores, pájaros, conejos y liebres, también se alimenta de anfibios y reptiles, además de insectos, pero come frutos cuando dispone de estos, es frecuente que se alimenten de bayas, ciruelas y uvas si disponen de estas.

Les gusta vivir en los árboles, en zonas boscosas y aisladas, no son frecuentes en espacios urbanos ni en estepas o parajes desarbolados, son frecuentes en las riberas con álamos y arbustos densos.

La jineta enfrenta mucho problemas en su población por la disminución de su hábitat además de la desaparición de sus presas de caza por enfermedades como ocurre con los conejos, es frecuente que sufra daños por atropellos, aunque en la actualidad no se encuentra en peligro de extinción ha sufrido disminuciones en su población por estar registrada como alimaña y sufrir de una mala fama fruto del desconocimiento y de la desinformación. Se trata de un mamífero esencial en la cadena trófica, gran controlador de las poblaciones de roedores y de otras especies que sólo tiene la desgracia de compartir presas con los cazadores, de ahí su inmerecido desprecio generalizado.